30 de abril de 2012

Cinco cerditos

 Poirot acepta el encargo de investigar un crimen cometido dieciséis años antes. Un pintor de celebrado talento murió envenenado y del asesinato se declaró culpable a su esposa. Condenada a cadena perpetua, la mujer murió en la cárcel. Y ahora, al cabo del tiempo, la hija del matrimonio, convencida de que su madre era inocente, recurre a Poirot para que averigüe la verdad y descubra al auténtico asesino. Toda una papeleta para el detective. Por la cantidad de años transcurridos y porque casi todas las personas que vivieron la tragedia consideran, como el juez, que no existe el menor asomo de duda: la acusada era culpable.



Sin embargo, Poirot pone meninges a la obra y no tarda en comprobar que pudo cometerse un error judicial. Observa la realidad con los ojos de la inteligencia y en seguida se coloca en disposición de demostrar que cualquiera de los personajes de la tragedia pudo haber cometido el delito. Aunque sólo lo cometiera uno. Al desenterrar el pasado, Poirot revela un sinfín de indicios, detalles y sorpresas que le permitirán desenmascarar al verdadero homicida y cumplir como protagonista genial de una modélica y extraordinaria novela policíaca.



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