Luego de muchos años de amistad, el Tigre (jaguar), se enojó con el Grillo y lo desafió a pelear. Para poder desenterrarlo y matarlo de un pisotón, el Tigre llamó a todos los animales que pudieran cavar para que lo ayuden.
Así llegaron leones (pumas), zorrinos, chanchos del monte, mulitas, quirquinchos, y otros hábiles en el arte de cavar.
Por su lado el Grillo convocó a las abejas de allpamisqui, pequeñas y sin aguijón pero se meten en los ojos de los atacados produciendo escozor y lagrimeo continuo; llamó a lechiguanas, pijes, abejones, balapucas, y todos los bichos picadores.
Llegó el día de la batalla y fue descomunal la paliza que le dieron al Tigre y sus amigos, la huída fue desastrosa. Sólo quedó el Tigre en medio del campo de batalla con la cabeza como media con bolillones (todo hinchado) y el Grillo le dijo, perdonándole la vida: - ya ve, paisano, que no hay enemigo pequeño
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