En quichua, viento colorado, también denominado Huirapuca. Mito múltiple y misterioso de los diaguita-calchaquí. Es la madre de Shulco, el Viento; prima hermana del Remolino y pariente del Rayo. Viene a ser la diosa o espíritu del aire, Vive en las altas cumbres y en los profundos abismos cordilleranos.
Nos cuenta Adolfo Colombres que según Adán Quiroga, es un ser bicéfalo o tricéfalo. En un extremo de su cuerpo tiene una monstruosa cabeza de dragón, y en el otro una cabeza de serpiente. También puede tener cabeza de guanaco en una punta, y de renacuajo en la otra. 0 ser su cabeza y cuello de guanaco, su cuerpo de avestruz y su cola de serpiente, en cuyo caso toma el nombre de Tanga-tanga. Otras veces predomina lo antropomorfo, pues se dan monstruosas combinaciones con partes de distintos animales. También hay versiones que la pintan como una hermosa mujer de cabellos negros, cubierta con un manto por lo general rojo, hecho con el polvo que recoge en algunos cerros y gargantas.
Según una versión, Huayrapuca puede hacer tanto el bien como el mal. Sus malos sentimientos se manifiestan cuando destruye las cosechas y se afana por prolongar la sequía. Para conseguir esto último se traba en encarnizada lucha contra Puyuspa, el Nublado, su eterno enemigo, creador de la escasa humedad ambiente de esas regiones. Pero otros no ven qué bien puede traer, siendo un ser casi antagónico a la tormenta. Recorre las llanuras absorbiendo la humedad de las plantas y secando la garganta de los animales, que mugen lastimeramente. Vela el sol y barre las nubes. Antes se trataba de desviar su furia con aterradores gritos, y para cambiar su dirección se hacían cruces de ceniza en la puerta.
Se dice que le gusta coquear, y su chuspa está llena de hojas que arrebata a los arrieros de la mano mientras preparan el acullico.
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