se la vajilla del hogar relumbra
y si estoy bien tapado y ya dormido.
Abre la puerta sin hacerme ruido
con la última lámpara que alumbra
a media luz mi corazón columbra
un jirón de mortaja en su vestido.
en su trajín de remendar el cielo
con un hilo de su alma destejida.
Y yo siento que todo se me aleja,
que no sé darle ni un fugaz consuelo
entre tanto recuerdo que la olvida..
por Walter Adet
Extraído de su libro: Los oficios - antología
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