Hacia fines de 1805 la idea de una posible invasión inglesa ya recorría Buenos Aires. Esta capital sudamericana, con sus 45.000 habitantes, era uno de los puertos más prósperos del Nuevo Mundo (Nueva York, la ciudad más grande por entonces en la América anglosajona, contaba con unos 85.000 habitantes). El virrey Rafael de Sobremonte había solicitado refuerzos militares a España en varias oportunidades. Los cuerpos militares del virreinato habían sufrido muchas bajas en los últimos tiempos, en particular, durante la sublevación indígena liderada por Tupac Amaru. Sin embargo la única respuesta que obtuvo fueron unos cuantos cañones y la sugerencia de armar al pueblo para la defensa. Pero el virrey entendía que darle armas a los criollos, muchos de ellos influenciados por ideas revolucionarias, era una estrategia peligrosa para los intereses de la corona.
El 2 de enero de 1806 arribó al puerto de la Ensenada de Barragán el Bergantín mercante Espíritu Santo, el cual es interrogado por el Alférez Navarro por orden del Capitán de Puerto Santiago de Liniers, de origen francés, al servicio de la corona española. El Capitán del Mercante Francisco Paula de Fernández informa haber avistado una flota británica en Todos Los Santos, Brasil, el pasado diciembre de 1805.
Esta flota es parte de la expedición de Sir David Baird que se dirigía a la colonia holandesa de Cabo de Buena Esperanza.
Sobremonte recibió esta noticia de que una flota británica se había aprovisionado en el puerto de Bahía, Brasil, y siguiendo las medidas estipuladas por la corona, organizó las escasas tropas virreinales para la defensa del estratégico puerto de Montevideo, el cual poseía suficiente calado para permitir la entrada de buques de guerra, lo que lo convertía en la plaza militar más importante sobre el Río de la Plata.
Liniers recibió la orden de armar una flota para resguardar las costas y asegurar la libre navegación entre Montevideo y Buenos Aires y fue designado comandante del puerto de Ensenada de Barragán, a unos 70 km al sur de Buenos Aires. Liniers había sido enviado al virreinato en 1788 como Capitán de Puerto. Era hermano del Marqués de Liniers, poderoso comerciante francés en Buenos Aires, y ambos pertenecían al grupo de porteños que simpatizaban con Francia. El gobernador de la Plaza de Montevideo convocó a los habitantes y a las milicias para organizar la defensa ante la posible invasión. A dicha convocación acudió Azopardo segundo comandante de la Fragata Corsaria Dromedario. Se le asignó la Lancha Obuse ‘’Invencible Nº4’’, para realizar misiones de vigilancia costera. La tripulación se compuso por parte de la perteneciente a la Dromedario.
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