Conquistadores y misioneros hasta antes de la fundación de la ciudad por Hernando de Lerma, en 1582, cruzaron la geografía salteña dejando expresiones culturales que fueron asimiladas por los nativos.
En la partida de nacimiento de esta "muy noble ciudad" aparece estampada, entre otras, la firma de Ruy Díaz de Guzmán, un mestizo talentoso; el primer historiador nacido en el Plata, hijo del vizcaíno Alonso Riquelme de Guzmán y de Ursula Irala, hija de una de las nueve indias paraguayas que conformaran el "harem" de Domingo Martínez de Irala. Díaz de Guzmán - autor de "La Argentina, historia del descubrimiento, conquista y colonización del Río de la Plata"- estuvo por espacio de tres años en Salta ocupando el cargo de cabildante, tiempo en que, no se descarta, debe haber realizado borradores con intención literaria que servirían posteriormente para su obra cumbre aparecida en 1612.
En 1589, cumpliendo sus tareas apostólicas, recorrió comarcas y pueblos de Salta el fraile Reginaldo de Lizárraga - cuyo verdadero nombre es Baltasar de Obando- religioso dominico e historiador español, nacido en Medellín (Badajoz) hacia 1540. Se desempeñó como visitador de los conventos dependientes de la provincia dominica del Perú "San Lorenzo Mártir". Fray Lizárraga escribió entre otras cosas "Descripción breve del reino de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile".
En esta correlación del origen de Salta, en el campo de las letras, no podemos dejar de lado al notario Rodrigo Pereira, quien testificara las actas fundacionales de Salta (1582) y Jujuy (1593), cuyas escrituras son "un foco luminoso del pasado histórico".
Entre 1590 y 1594, en la vasta región del Tucumán estuvo el franciscano San Francisco Solano, sobre este santo que danza y canta como aquel testimonio que cuenta que le tocó asistir en Salta a los cultos en honor al Señor y la Virgen del Milagro se dice que “se enloquecía frente a las santas imágenes cada vez que se arrodillaba ofreciéndoles coplas que brotaban de su corazón”. Además trabajó instruyendo y evangelizando a los infieles con sus ejemplos, sus himnos, canciones y sermones, que, transmitido de boca en boca, servían para la penetración del Evangelio.
Luego Walter Adet, en su obra "Cuatro Siglos de la Literatura Salteña" menciona a Felipe Fernández de Córdoba y Espinosa, nacido en Salta en 1665, autor de "Endechas" en homenaje al Conde de la Monclava, virrey del Perú.
Otra figura que se debe recordar es Eusebio Castañares, salteño, quien participó de un certamen literario realizado en Córdoba en 1755. Cronistas de la época dicen que el mismo, al igual que otros dos, había sido organizado por jesuitas, profesores y alumnos del colegio Máximo de la ciudad mediterránea.
Durante la ceremonia de entrega de premios -del que fue galardonado José Manuel Permás-, Eusebio Castañares entonó una oda y siete epigramas por lo cual se le dio una distinción.
En 1760, el presbítero salteño nacido en 1722, Francisco Javier Fernández escribió "Las Doce Estrellas del Cielo de María", composición tan cara al espíritu católico de los salteños.
Años más tarde, precisamente en 1813, después de la victoria del general Manuel Belgrano sobre las fuerzas realistas comandadas por Pío Tristán en el Campo de la Cruz, aquel glorioso 20 de Febrero se entonaban coplas, vidalitas o cantares populares como un testimonio de la alegría que había producido en los vecinos este triunfo. Entre otras se encontraron esta:
“Por un Tris se perdió Salta,
y por un Tan Tucumán”.
Por su parte, Cesar Fermín Perdiguero, en uno de sus trabajos opina que otros de los orgullos que se ostentan es que las estrofas del himno nacional habrían sido trazadas en esta provincia.
Tras señalar que aquí en Salta en un modo muy decisivo ha de salvarse la suerte de la Revolución de Mayo, con el pronunciamiento oportuno y valiente de su Cabildo. Este periodista e historiador, haciéndose eco de lo expresado por Eduardo Sánchez Zinny, dice: “Cuando en el año 1812, el general Belgrano destrozó la vanguardia del ejército realista en el Río de Las Piedras (3 de setiembre), el joven don Vicente López, oficial a sus órdenes, acampado a tres o cuatro cuadras al norte de ese río bajo la sombra de una enorme tipa, allí arrobado en el delirio de la victoria, dando enganche a su entusiasmo compuso la canción declarada Himno Nacional Argentino.
Juana Manuela Gorriti
En este trajinar por conocer quienes esculpieron con sus plumas la verdadera historia de la literatura salteña desde sus orígenes brotan figuras descollantes en esta disciplina del arte, tales como: Arcediano Juan Ignacio de Gorriti, Juan Ramón Muñoz Cabrera, Facundo de Zuviría (autor de la primera constitución de la provincia y presidente del Congreso General Constituyente reunido en Santa Fé, en 1853), Juana Manuela Gorriti y Micaela Calvimonte, quien pese a haber nacido en Bolivia, se radicó en Salta al contraer enlace con Juan Fowlis. Al igual que Juana Manuela tuvo la iniciativa de organizar un salón literario para convocar en amables tertulias a todos aquellos amantes de las letras.
Juan Carlos Dávalos
Como lo fueron también José María Zuviría; Mariano Zorreguieta (ascendiente de la actual princesa de Bélgica, Máxima Zorreguieta); José Arturo León Dávalos; el ex gobernador José María Todd, Manuel Solá y Tineo, Gaspar López y Juan Fowlis, a quien ya se mencionó con anterioridad. A este grupo de intelectuales se debe completar con Carlos Ibarguren, galardonado con el premio nacional de las letras; Federico Gauffín, Julio Díaz Villalba, Joaquín Castellanos, Manuel J. Castilla, Raúl Aráoz Anzoátegui, José María Mirau, Luis Clemente D’Jallad, Antonio y Oscar Nella Castro, José Fernández Molina, Aristóbulo Wayar, Carlos Mario Barbarán Alvarado, Andrés Rodolfo Villalba, Elvar Gallo Mendoza, Juan José Botelli ,Julio César Luzzatto y Miguel Ángel Pérez, todos estos que ocuparon parte de su tiempo trabajando en diferentes medios periodísticos de Salta. En aquel periodismo de gente bohemia que, en sus ratos de ocios, volcaban sus ideas en pedazos de papel de los rollos destinados a las rotoplanas o rotativas. Claro está que lo hacían con lápices de grafito o con lapiceras a tinta donde el líquido se desparramaba en los rasgos de la escritura.
Manuel J. Castilla
Sin que halla diferencias en sus inquietudes como escritores o historiadores y prosistas estaban los “intelectuales” tales como : Juan Carlos Dávalos, Bernardo Frías, José Hernán Figueroa, Juan José Coll, el satírico y punzante Nicolás López Isasmendi, Francisco Centeno, Ernesto M. Aráoz, Atilio Cornejo, Guillermo Usandivaras, monseñor Miguel Ángel Vergara,Guillermo Villegas, Amadeo Rodolfo Sirolli, Arturo Peñalva, Roberto García Pinto, Celso Molina y, cuantos otros más que prestigiaron la cultura de Salta.
Clara Saravia Linares de Arias
Entre las nuevas generaciones de poetas porque borrar de la memoria a: Jacobo Regen, Francisco Zamora, Walter Adet,Néstor Saavedra, Luis Andolfi, Benjamín Toro, Sergio Rodríguez, Ricardo “Serenata” Saavedra, Jorge Díaz Bavio, Roberto Hugo Ovalle, Leopoldo Castilla, Antonio Vilariño, César Antonio Alurralde (Cacho), Julio Espinosa, Martín Adolfo Borelli,Carlos Hugo Aparicio, Santiago Sylvester, Hugo Alarcón, Luis Antonio Escribas, Julio César Ulivarri, Edmundo del Cerro, José Brizzi, José Vides Bautista, Nelson Muloni, Miguel Ángel Carrera, Víctor Fernández Esteban y Jorge Armando Dragone.
Raúl Aráoz Anzoátegui
Es necesario tributar el correspondiente homenaje a la mujer que le cupo un importante papel en esta disciplina de la cultura. Para ellas valga este miramiento a: María Torres Frías, Emma Solá de Solá, Elsa Castellanos Solá, Sara Solá de Castellanos, Lola García de Cornejo, Clara Saravia Linares de Arias, Hilda Postiglioni, Delia Mirtha Blanco, Sara San Martín de Dávalos, María Clelia Sandoval, María Angélica de la Paz Lezcano, Juana Dib, Teresa Leonardi Herrán, Raquel Adet, Ana María Albeza de Trogliero, Elsa Figueroa de Michel Torino, Matilde Martínez de Trogliero, Nelly Cortés de Ubiergo y Liliana Bellone.
Walter Adet
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