18 de septiembre de 2012

Hansel y Gretel


 Junto a un bosque muy grande vivía un pobre leñador con su mujer y dos hijos; el
niño se llamaba Hansel, y la niña, Gretel. Apenas tenían qué comer, y en una
época de carestía que sufrió el país, llegó un momento en que el hombre ni
siquiera podía ganarse el pan de cada día. Estaba el leñador una noche en la
cama, cavilando y revolviéndose, sin que las preocupaciones le dejaran pegar el
ojo; finalmente, dijo, suspirando, a su mujer:
- ¿Qué va a ser de nosotros? ¿Cómo alimentar a los pobres pequeños, puesto que nada nos queda?


- Se me ocurre una cosa -respondió ella-. Mañana, de madrugada, nos llevaremos
a los niños a lo más espeso del bosque. Les encenderemos un fuego, les daremos un
pedacito de pan y luego los dejaremos solos para ir a nuestro trabajo. Como no
sabrán encontrar el camino de vuelta, nos libraremos de ellos.
- ¡Por Dios, mujer! -replicó el hombre-. Eso no lo hago yo. ¡Cómo voy a cargar sobre
mí el abandonar a mis hijos en el bosque! No tardarían en ser destrozados por las
fieras.





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