16 de septiembre de 2012

Los mayas

Las civilizaciones maya y azteca se desarrollaron en el territorio que hoy ocupan México y Centroamérica, zona que los investigadores llaman Mesoamérica. Entre las múltiples culturas que surgieron en esta región, son las más conocidas porque sus obras impresionaron a los primeros europeos que llegaron a América. Sin embargo, antes y junto con mayas y aztecas, existieron muchos pueblos que tuvieron la misma importancia en el desarrollo de la cultura americana.

Los mayas y los aztecas vivieron en épocas y lugares diferentes, hablaron distintas lenguas, utilizaron la tierra de forma diferente y crearon manifestaciones artísticas, religiosas y culturales únicas. De este modo, en una línea de tiempo, los mayas existieron primero –desde el 2500 a.C.–, localizándose en la zona que hoy es el sur de México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador. Los aztecas, por su parte, se ubicaron en la zona central de México y sus orígenes se remontan al año 1256 d.C. A diferencia de la cultura maya, la azteca tuvo un desarrollo rápido y acotado en el tiempo.


La cultura maya

Los mayas vivieron en un área geográfica muy variada, donde encontramos selvas tropicales en tierras altas y en tierras bajas. Esto generó una gran disponibilidad de recursos complementarios, lo que estimuló el intercambio desde sus comienzos. Su cultura se fue desarrollando a través del tiempo, desde pequeñas aldeas donde vivían familias de agricultores hasta verdaderas ciudades con arquitectura monumental, es decir, donde se construyeron enormes pirámides, templos, observatorios, altares y canchas.

Los primeros grupos mayas vivían en aldeas en las tierras bajas o zona selvática. En estos poblados construyeron una serie de estructuras religiosas y civiles, hechas de barro, que se organizaban alrededor de plazas, donde se reunía el pueblo para hacer sus ceremonias. Existían artesanos que fabricaban instrumentos, figurillas de piedras y concha, trabajaban el jade y hacían excelentes vasijas cerámicas. Con el tiempo, aparecen las primeras evidencias de intercambio y contacto entre distintas zonas y aldeas distantes entre sí. Este período dura alrededor de mil años. Un cambio importante se observa cuando los grupos aldeanos mayas fueron influidos por una gran cultura que nace en la costa norte del golfo de México: la olmeca.


A diferencia de las ciudades anteriores, en la ciudad de Chichen Itzá se percibe una mezcla de influencias en los grupos dominantes, y se encuentran no sólo tradiciones mayas, sino también tradiciones toltecas.
 Esta etapa que se inicia alrededor del 1000 d.C., marca la última 
fase de los mayas, antes de la llegada de los europeos.



Los olmecas

Los olmecas son considerados como la cultura madre de Mesoamérica. Ellos crearon el primer sistema numérico, establecieron un calendario y una escritura, desarrollaron un estilo de arte propio, formalizaron las primeras elites hereditarias y crearon una extensa red comercial para obtener productos de todas partes de México. Por ellos se hace conocido el juego de la pelota y a ellos pertenecen las denominadas cabezas colosales.

Esta expansión de los olmecas hacia tierras mayas se debe a la búsqueda de ciertos productos que ellos no tenían en sus tierras. El más importante fue el cacao, que se usaba para hacer una de las bebidas preferidas de la elite olmeca: el chocolate. Este contacto hizo que los grupos mayas aceleraran su desarrollo, ampliando sus ciudades y sus redes de comunicación. 

Las ciudades mayas

Es entonces que la población maya crece y surgen especialistas, los sacerdotes, quienes comienzan a asumir funciones específicas a cargo de los templos y el culto a los dioses. Aumenta su poder y prestigio, lo que poco a poco forma un grupo separado, denominado aristocracia. Siguiendo la tradición olmeca, comienzan a hacer templos más grandes, palacios, estelas y altares. Así, las pequeñas aldeas se convierten en ciudades, con gran número de personas y con una arquitectura templaria hecha a base de piedra.

El intercambio de bienes y productos se vuelve más dinámico y las materias primas como el jade, la obsidiana y las conchas son altamente requeridas para hacer objetos suntuarios que eran utilizados en prácticas religiosas y que servían para mostrar diferencias de estatus.

En este período existe una clara separación y diferencia entre los habitantes de los núcleos urbanos y los campesinos que seguían viviendo en chozas a las afueras de las ciudades. En las grandes ciudades que se forman, se mezclan elementos artísticos e ideológicos olmecas, mayas y de otros grupos, apareciendo por primera vez los motivos iconográficos, jeroglíficos y calendarios que identifican a esta cultura. La fecha más antigua del sistema calendario de “Cuenta Larga” maya, leída en sus jeroglíficos, corresponde a esta fase, al año 36 a.C.

La etapa más importante y majestuosa de la cultura maya ocurre entre los años 250 y 1000 d.C. Destacan en las ciudades la construcción de pirámides escalonadas con templos en las cimas; edificios levantados sobre plataformas; la fabricación de estelas y altares tallados en piedra, y la decoración de estuco en los muros, que narraba historias, guerras y mitos o representaba personajes importantes y dioses. Aumenta el uso de la escritura, el calendario y el sistema matemático manejado y leído sólo por ciertos grupos y personajes.

La etapa más importante y majestuosa de la cultura maya ocurre entre los años 250 y 1000 d.C. Destacan en las ciudades la construcción de pirámides escalonadas con templos en las cimas; edificios levantados sobre plataformas. En la foto, la localidad de Palenque.

La guerra en el arte maya

Tanto en las estelas como en los murales mayas se pueden observar numerosas referencias a batallas, apareciendo constantemente la figura de los guerreros. En el Popol Vuh –recopilación de leyendas en las que los mayas relatan su historia– se habla de constantes guerras, donde los señores de las ciudades importantes someten a los pueblos mayas más pequeños.

La desintegración de la cultura maya                            

Los mayas establecen relaciones con otro grupo mexicano, llamados teotihuacanos, quienes vienen del centro de México, a orillas del lago Texcoco. Ellos fundan la primera ciudad en América, llamada Teotihuacán, donde vivieron cerca de 200 mil habitantes. Estas dos culturas establecieron estrechas relaciones de intercambio, que quedan demostradas en la existencia de un barrio maya en la ciudad de Teotihuacán y en la fundación de ciudades mayas con influencias teotihuacanas como Copán.

Este éxito y crecimiento que experimenta la cultura maya tiene como consecuencia el aumento de la población, que llegado un punto comienza a producir problemas. Como se necesitaba producir más comida, se acortó el tiempo de rotación de las tierras de cultivo lo que hizo que la producción bajara. Así, se inicia una etapa de escasez de alimentos y de agua.

Con esto comienza un período de desintegración, los campesinos se rebelan contra la clase política y los sacerdotes pierden credibilidad. La gente comienza a abandonar las antiguas ciudades, que pierden su poder, surgiendo otras que las reemplazan. Sin embargo, en las etapas siguientes no logran alcanzar la magnificencia que se vivió durante este período. Los mayas que emigran a otros sectores se relacionan con otras culturas y grupos, quienes los influencian con otras ideologías, acelerando la desintegración de este pueblo.

Mientras las ciudades de la selva y tierras altas se van desintegrando hasta ser tragadas por la floresta, en la península de Yucatán un grupo de mayas se organiza en la ciudad de Chichén Itzá, donde se produce un resurgimiento de esta cultura. A diferencia de las ciudades anteriores, en Chichen Itzá se percibe una mezcla de influencias en los grupos dominantes, y se encuentran no sólo tradiciones mayas, sino también tradiciones toltecas. Esta etapa que se inicia alrededor del 1000 d.C., marca la última fase de los mayas, antes de la llegada de los europeos.

Los mayas actuales

En 1502 Cristóbal Colón fue el primero en ver a los mayas, en al golfo de Honduras, mientras navegaban en sus balsas cargadas de mercaderías preciosas, pero no estableció contacto con ellos. Hacia 1511 un grupo de españoles naufragaron en las costas de la península de Yucatán, donde fueron capturados. Aquellos que lograron escapar corrieron la noticia de las riquezas que habían visto. Así los conquistadores se sintieron atraídos y comenzaron a realizar una serie de viajes a estas tierras, donde se encontraron con una fuerte resistencia por parte de los grupos que quedaban. Sin embargo, las grandes ciudades habían desaparecido y hasta hoy es posible encontrar a grupos de campesinos descendientes de esta larga e importante tradición cultural. Entre ellos están quichés, yucatecos, zinacantecos, lacandones, entre otros.

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