Un ecosistema está compuesto por componentes bióticos (con vida) y abióticos (sin vida o inertes) |
En el ambiente se incluyen las propiedades físicas que pueden ser descritas como la suma de factores abióticos locales, como el clima y la geología, y los demás organismos que comparten ese hábitat (factores bióticos). Los seres vivos contribuyen a modificar, en uno u otro sentido, de forma significativa los factores del medio que habitan. En concreto, algunas actividades del ser humano originan problemas de contaminación atmosférica y un calentamiento del planeta (efecto invernadero) que puede tener graves consecuencias en el futuro. Cuando un factor abiótico alcanza valores más allá de los márgenes de tolerancia de una especie, actúa como factor militante para la supervivencia de esa especie.
El medio ambiente físico o los factores químicos y los físicos se agrupan como factores abióticos del ecosistema. Esto incluye a todo el ambiente inerte: la luz y el calor o radiación solar, la humedad, el viento, el oxígeno, el dióxido de carbono y los nutrientes del suelo como nitrógeno y sales, el agua, el alimento, el clima, precipitación y humedad, la atmósfera y geología de la ubicación geográfica entre otras.
Los factores abióticos de un ecosistema son aquellos que constituyen sus características físico-químicas. Su importancia para la vida y el equilibrio ecológico de nuestro planeta es muy grande, ya que determinan la distribución de los seres vivos sobre la Tierra y, además, influyen sobre ellos y sobre su adaptación al medio.
La luz: La luz proporciona la energía necesaria para el funcionamiento de los ecosistemas. En este aporte de energía hay que considerar dos factores de especial importancia: la intensidad luminosa y el fotoperíodo.
La temperatura: Los procesos vitales suceden dentro de un intervalo de temperatura entre los 0ºC y los 90ºC, que son los márgenes que permiten la existencia de agua líquida. Pocas especies toleran ambos extremos, a excepción de las bacterias termófilas (85ºC). La temperatura condiciona, además de la humedad, otros factores abióticos, como factores abióticos, como la presión atmosférica y los vientos.
La humedad: El agua puede encontrarse en el medio ambiente en forma de vapor (es la humedad atmosférica), en forma de agua líquida (la más útil biológicamente), o en forma de hielo o nieve.
Salinidad: La salinidad es un factor limitante para la mayoría de los organismos del medio acuático. Atendiendo a la concentración de sal de las aguas, los ecosistemas acuáticos se clasifican en: dulces y salobres.
Densidad: La densidad del agua es, por término medio, 850 veces más elevada que la del aire, lo que origina una disminución de los efectos de la gravedad y contribuye al mayor tamaño de los seres acuáticos, entre otras consecuencias importantes.
Presión hidrostática: Una consecuencia de la mayor densidad en el medio acuático, es que el peso del agua en las profundidades marinas llega a ser un factor limitante que condiciona importantes adaptaciones anatómicas y fisiológicas de los organismos. Por ejemplo, los peces abisales son planos y carecen de vejiga natatoria.
Gases: La difusión del O2 en el medio acuático es más lenta que en el terrestre; por ello, la cantidad disponible para los organismos es mucho menor. Esto les obliga a mover grandes volúmenes de agua a través de las branquias, que son unas láminas delgadas que extraen el O2 disuelto en el agua.
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