El 28 de febrero de 1955 cunde la noticia de que una tormenta en el mar Caribe ha hecho naufragar al destructor Caldas, de la marina de guerra de Colombia. La búsqueda de los náufragos se inicia de inmediato, pero al cabo de pocos días de esfuerzos inútiles los marineros perdidos son declarados oficialmente muertos.
Sin embargo, una semana después aparece uno de ellos. Es Luis Alejandro Velasco, que ha permanecido diez días, sin comer ni beber, en una balsa a la deriva. El renombre inmediato rodea al náufrago, un muchacho robusto, de veinte años, "con más cara de trompetista que de héroe de la patria".
El sobreviviente acude un día a la sala de redacción de El Espectador de Colombia. Propone a un joven periodista narrar la verdadera historia del naufragio, sin las deformaciones del oficialismo ni los manoseos de la propaganda.
El joven periodista se llama Gabriel García Márquez. "En veinte sesiones de seis horas diarias -dice el futuro autor de Cien años de soledad- logramos reconstruir el relato compacto y verídico de sus diez días de mar. Era tan minucioso y apasionante que mi único problema literario sería conseguir que el lector lo creyera." La historia se publica en catorce días consecutivos. El éxito es fulminante. A lo largo del diálogo salen a la luz muchas verdades, y el relato de aventuras se convierte en denuncia política que agita al país, cuesta la gloria y la carrera al náufrago y condena al exilio al entonces joven periodista...
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