Había una vez que eran hermanos, y se fueron por el a buscar . A los les gustaba la y cada uno de ellos tocaba un instrumento. El más pequeño tocaba la
, el mediano el y el mayor tocaba el . Su vida podría ser tranquila y feliz, de no ser por el feroz, que siempre que tenía hambre intentaba comérselos. - Construiremos una , así podremos meternos dentro cuando venga el y estaremos a salvo de sus . - dijo el mayor de ellos. A los otros les pareció una buena , y se pusieron a la obra, cada uno construyendo su . - La mía será de - dijo el más pequeño-, la es blanda y se puede sujetar con facilidad . Terminaré muy pronto y podré ir a . El hermano mediano decidió que su casa sería de . - Puedo encontrar un montón de por los alrededores, - explicó a sus hermanos, - Construiré mi casa en un santiamén con todos estos y me iré también a . El mayor decidió construir su casa con . - Aunque me cueste mucho esfuerzo, será muy fuerte y resistente, y dentro estaré a salvo del . Le pondré una para asar las y hacer caldo de . Cuando las tres estuvieron terminadas, los cantaban y en la , felices por haber acabado con el problema: -¡No nos comerá el Feroz! - ¡En no puede entrar el Feroz! De detrás de un grande surgió el , rugiendo de hambre y gritando: - , ¡os voy a comer! Cada uno se escondió en su , pensando que estaban a salvo, pero el Feroz se encaminó a la de del hermano pequeño y en la aulló: - ¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré! Y sopló con todas sus fuerzas: sopló y sopló y la de se vino abajo. El cerdito pequeño lo más rápido que pudo y entró en la de del hermano mediano. - ¡No nos comerá el Feroz! - ¡En no puede entrar el Feroz! - cantaban desde dentro los cerditos. De nuevo el , más enfurecido que antes al sentirse engañado, se colocó delante de la y comenzó a soplar y soplar gruñendo: - ¡Soplaré y soplaré y la derribaré! La crujió, y las cayeron y los a refugiarse en la de del mayor. ¡No nos comerá el Feroz! - Cantaban los cerditos. El lobo estaba realmente enfadado y hambriento, y ahora deseaba comerse a los más que nunca, y frente a la puerta bramó: - ¡Soplaré y soplaré y la derribaré! Y se puso a soplar tan fuerte como el de invierno Sopló y sopló, pero la de era muy resistente y no conseguía su propósito. Decidió trepar por la y entrar por la . Se deslizó hacia abajo... Y cayó en el donde el mayor estaba hirviendo de . Escaldado y con el estómago vacío salió huyendo hacia el . Los no le volvieron a ver. El mayor de ellos regañó a los otros dos por haber sido tan perezosos y poner en peligro sus propias vidas, y si algún día vais por el y veis , sabréis que son los Tres Cerditos porque les gusta cantar y : - ¡No nos comerá el Feroz! - ¡En no puede entrar el Feroz!!!. Fin
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