Su estructura fragmentaria, de obra en construcción, en la que los elementos puestos en juego —diálogos, reflexiones, recuerdos, sueños, cartas y poemas— aparecen sueltos, permite al lector encontrar un edificio perfectamente acabado: el del desexilio.
Una auténtica obra maestra, un libro que respira ironía, crítica social, ternura y humor con una prosa rigurosa y unos diálogos llenos de aciertos.
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