5 de noviembre de 2013

Los tres cerditos


Había una vez tres cerditoslos tres cerditos que eran hermanos, y se fueron por el mundoa buscar fortuna. A los tres cerditoslos tres cerditosles gustaba la musica y cada uno de ellos tocaba un instrumento. El más pequeño tocaba la
 
trompeta,
el mediano el violin y el mayor tocaba el  piano.
Su vida podría ser tranquila y feliz, de no ser por el lobo feroz, que siempre que tenía hambre intentaba comérselos.
- Construiremos una casa, así podremos meternos dentro cuando venga el lobo y estaremos a salvo de sus fauces. - dijo el  tres cerditosmayor de ellos.
A los otros  los tres cerditos les pareció una buena idea, y se pusieron
manos a la obra, cada uno construyendo su casa.
- La mía será de paja- dijo el más pequeño-, la paja es blanda y se puede sujetar con facilidad . Terminaré muy pronto y podré ir a jugar. El hermano mediano decidió que su casa sería de madera.
- Puedo encontrar un montón de troncospor los alrededores, - explicó a sus hermanos, - Construiré mi casa en un santiamén con todos estos troncosy me iré también a jugar.
El  tres cerditosmayor decidió construir su casa con ladrillos. - Aunque me cueste mucho esfuerzo, será muy fuerte y resistente, y dentro estaré a salvo del lobo. Le pondré una chimeneapara asar las bellotasy hacer caldo de zanahorias.
Cuando las tres casaestuvieron terminadas, los tres cerditoslos tres cerditoscantaban y bailabanbailabanbailabanen la puerta, felices por haber acabado con el problema:
-¡No nos comerá el loboFeroz!
- ¡En   casano puede entrar el lobo Feroz!
De detrás de un arbol grande surgió el lobo, rugiendo de hambre y gritando: - tres cerditoslos tres cerditos, ¡os voy a comer!
Cada uno se escondió en su casa, pensando que estaban a salvo, pero el loboFeroz se encaminó a la casade pajadel hermano pequeño y en la puerta aulló:
- ¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré! Y sopló con todas sus fuerzas: sopló y sopló vientoy la casade paja se vino abajo.
El cerdito pequeño corriolo más rápido que pudo y entró en la madera de troncos del hermano mediano.
- ¡No nos comerá el lobo Feroz!
- ¡En madera no puede entrar el lobo Feroz! - cantaban desde dentro los cerditos. De nuevo el lobo, más enfurecido que antes al sentirse engañado, se colocó delante de la puerta y comenzó a soplar y soplar gruñendo:
- ¡Soplaré y soplaré vientoy la madera derribaré! La madera crujió, y las pared cayeron y los los tres cerditos corrio a refugiarse en la casa de ladrillos del tres cerditosmayor.
¡No nos comerá el lobo Feroz! - Cantaban los cerditos.
El lobo estaba realmente enfadado y hambriento, y ahora deseaba comerse a los tres cerditoslos tres cerditosmás que nunca, y frente a la puerta bramó:
- ¡Soplaré y soplaré y la puerta derribaré! Y se puso a soplar tan fuerte como el viento de invierno
Sopló y sopló, pero la casa de ladrillos era muy resistente y no conseguía su propósito. Decidió trepar por la pared y entrar por la chimenea. Se deslizó hacia abajo... Y cayó en el calderodonde el tres cerditos mayor estaba hirviendo sopa de zanahorias. Escaldado y con el estómago vacío salió huyendo hacia el  lago.
Los tres cerditoslos tres cerditos no le volvieron a ver. El tres cerditosmayor de ellos regañó a los otros dos los tres cerditospor haber sido tan perezosos y poner en peligro sus propias vidas, y si algún día vais por el bosquey veis tres cerditoslos tres cerditos, sabréis que son los Tres Cerditos porque les gusta cantar y
bailabanbailabanbailaban: - ¡No nos comerá el lobo Feroz!
- ¡En casa no puede entrar el lobo Feroz!!!.


Fin



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