El agua (H2O) es esencial para la vida tal y como la conocemos. Sus propiedades fisico-químicas la convierten en un solvente casi universal, lo que le permite ser soporte de las complejas reacciones químicas necesarias para la vida. No es extraño pues que la vida terrestre haya surgido en el agua, ni que resulte ser el compuesto más abundante de los seres vivos (hasta el 96% el caso de las medusas). Una variación del 10% del agua puede ser mortal, por eso, todos los organismos poseen una serie de mecanismos homeostáticos para mantener la cantidad de agua dentro de sus límites.
Habrá mayor cantidad en las especies acuáticas que en las terrestres (medusa 96% / humanos 65%), mayor cantidad en los organismos jóvenes que en los adultos (embrión 94% / adulto 65%) y mayor cantidad en tejidos u órganos con mayor actividad metabólica (hígado 70% / huesos 22%).
Localización: En los seres vivos, el agua se puede repartir:
-Agua intracelular: Representa el 70% del total. Se encuentra en el interior de las células. Puede ser agua libre o agua ligada. Unida a macromoléculas o a estructuras como las membranas.
-Agua extracelular.Pudiendo ser:
-Intersticial. Entre las ceñulas de los tejidos o bien, ocupando cavidades (Líquido cefalorraquídeo supone un 23%)
-Circulante: La sangre y la linfa en los animales o la savia en las plantas supone un 7%.
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