8 de marzo de 2013

Residuos radiactivos


Origen y clasificación  
 
Los residuos radiactivos son materiales en forma gaseosa, liquida o sólida para los que no está previsto ningún uso, que contienen o están contaminados con elementos químicos radiactivos (también llamados isótopos radiactivos o radionucleidos) en concentraciones superiores a las establecidas por los organismos reguladores.
Estos residuos pueden suponer un riesgo para el ser humano y el medio ambiente debido a las radiaciones ionizantes que emiten los radionucleidos en ellos contenidos, por lo que deben ser controlados y gestionados de manera segura. Sin embargo, a diferencia de otros residuos tóxicos que se generan en otras actividades industriales, la toxicidad de los residuos radiactivos decrece con el tiempo, a medida que se desintegran los isótopos presentes en ellos y se transforman en elementos químicos estables.

Desde el punto de vista de la seguridad y la protección radiológica, el objetivo principal que debe perseguir la gestión de los residuos radiactivos es limitar las exposiciones a la radiación de los trabajadores y del público, minimizando los posibles efectos a largo plazo en el medio ambiente y en las generaciones futuras.
Los residuos radiactivos se clasifican, generalmente, en función de las concentraciones de radionucleidos que contienen y de la vida media de estos isótopos, factores que en definitiva son indicativos del riesgo que pueden suponer y por lo tanto de la complejidad de las soluciones técnicas y medidas de seguridad a tomar en su control y gestión. Atendiendo a estos aspectos pueden distinguirse dos grandes grupos:
Residuos radiactivos de baja y media actividad
Contienen concentraciones bajas o medias de radionucleidos de vida media corta, generalmente inferior a 30 años (isótopos emisores beta-gamma) y un contenido bajo y limitado en radionucleidos de vida larga (emisores alfa).
Estos residuos dejan de ser peligrosos para la salud en algunos cientos de años, por lo que pueden ser almacenados de manera definitiva en instalaciones en superficie o a poca profundidad, que garanticen su aislamiento por dichos periodos de tiempo.
Dentro de esa categoría se encuentra otro grupo de residuos, los de muy baja actividad, que contienen radionucleidos en concentraciones muy bajas. Se generan en todas las instalaciones nucleares y radiactivas, y en determinadas condiciones una parte de ellos pueden ser gestionados como residuos convencionales.
Residuos de alta actividad
Contienen concentraciones elevadas de radionucleidos de vida corta y media y concentraciones considerables de radionucleidos de vida larga, generan grandes cantidades de calor, como consecuencia de la desintegración radiactiva y, aunque la actividad decrece con el tiempo, tardará varios miles de años en llegar a un nivel no nocivo para la salud.
En consecuencia, estos residuos requieren sistemas más complejos y robustos para su almacenamiento definitivo, que garanticen su aislamiento de los seres humanos y del medio ambiente durante miles de años, mediante su disposición en instalaciones a mas de 500 metros de profundidad (denominadas instalaciones de almacenamiento geológico profundo).

Gestión de los residuos radiactivos  
 
La gestión de los residuos radiactivos comprende todas las actividades técnicas y administrativas desde que se generan hasta que se almacenan de forma definitiva, incluyendo todas las operaciones intermedias de manejo, tratamiento, acondicionamiento y almacenamiento temporal, además del almacenamiento definitivo. Por actividades administrativas se entienden aquellas que emanan de la administración y están dirigidas al control y la seguridad de las actividades y operaciones técnicas de la gestión.
El objetivo de seguridad y protección radiológica de la gestión de los residuos radiactivos es que se tomen las medidas eficaces y necesarias en todas las etapas de la misma, a fin de proteger a las personas y al medio ambiente de los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes actualmente y en el futuro, sin que supongan cargas indebidas para las generaciones futuras.
Este objetivo ha sido desglosado en una serie de principios de protección y bases éticas y medioambientales desarrollados por los organismos internacionales CIRP (Comisión Internacional de Protección Radiológica), OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica), OCDE/AEN (Agencia para la Energía Nuclear de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico) y la CE (Comisión Europea).
Con el fin de alcanzar un consenso internacional en la seguridad de la gestión de los residuos radiactivos, estos organismos internacionales han formulado recomendaciones y normativa, entre los que destaca:
- La “Convención conjunta sobre la seguridad en la gestión del combustible gastado y la seguridad en la gestión de los desechos radiactivos”, elaborada en el seno del OIEA, ratificada por España el 11 de mayo de 1999, y
- Las Directivas de impacto ambiental de la CE, que obligan a los países miembros a someter determinados proyectos, entre los que se encuentran el almacenamiento definitivo de los residuos radiactivos de media y baja actividad, el almacenamiento del combustible irradiado fuera de las centrales nucleares y el almacenamiento definitivo los residuos de alta actividad, a una evaluación de impacto ambiental para garantizar que las mismas no suponen un impacto indeseable.
Estos documentos reconocen el derecho del publico a la información sobre cuestiones relativas a la seguridad de la gestión del combustible gastado y los residuos radiactivos, así como a su participación en los procesos de toma de decisiones previas a la construcción de algunos proyectos en materia medioambiental, entre los que se incluyen las instalaciones de almacenamiento definitivo de residuos radiactivos.

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